Ya se sabe que los vegetales son inteligentes, evolucionan lentamente para superar sus propósitos de vida verde y eficiente. En este devenir han inventado las flores. Sus células reproductoras, masculinas y femeninas, se han especializado en producir las semillas, un hallazgo moderno desde tiempos pretéritos al hombre.
El libro “La Inteligencia de las Flores” de Maurice Maeterlinck, 1862-1949, revela sus investigaciones científicas que nos dejan atónitos, su lectura.
La “Mimosa púdica” es una planta nativa, instalada en el Parque, viene desde la costa del río Uruguay, hoy menguada su presencia por la erosión de la costa.
Pertenece a las plantas llamadas dormilonas o sensibles ya que al tocarlas sus hojas se repliegan, tienen la particularidad de cerrar sus hojas ante ciertos estímulos como el roce o el ruido para protegerse de sus depredadores, pues su “movimiento rápido podría asustar a algunos insectos y su apariencia con las hojas cerradas, más parecida a la de una planta marchita, ser menos provocativa para estos”.*
En un momento donde la humanidad se inmerse en la Inteligencia inventada por el hombre, por lo tanto -Artificial- que promete hazañas cósmicas, científicas y otras que provocarán un gran salto en la evolución humana, que siempre esperamos, buscará el bien.
Sin embargo, vale la pena detenernos en una inteligencia no humana pero sí simple y efectiva para la vida vegetal, que ignoramos.
La “Mimosa púdica” con su presencia inteligente desde su silencio humilde acompaña la paz de un bosque. Donde es posible encontrar entre las hojas verdes, los troncos nudosos y las formaciones geológicas de la tierra que trasmiten en silencio la sabiduría de las plantas que piensan desde otro Reino que nos es oculto y desde su sabiduría silenciosa nos enseñan la humildad de nuestro pensamiento.
Agradecemos a los Niños de la Universidad EAFIT de Medellín, Colombia por su estudio de las plantas que nos rodean.*
